domingo, 6 de enero de 2019
Para empezar el año
Octavio Paz (1914-1998) fue un ensayista y poeta mexicano que obtuvo el premio Nobel de literatura en 1990.
El comienzo del año - o cada despertar- son buenos momentos para pecibir las posibilidades y sorpresas que tenemos siempre por delante. El tiempo y el mundo regresan (son siempre los mismos), pero también traen variaciones (son siempre distintos). De todo ello habla el siguiente poema. Y de la alegría que es compartir ese fluir del tiempo con las personas que amamos.
Avancemos hacia lo desconocido. Que el 2019 nos sea propicio.
PRIMERO DE ENERO
Las puertas del año se abren,
como las del lenguaje,
hacia lo desconocido.
Anoche me dijiste:
mañana
habrá que trazar unos signos,
dibujar un paisaje, tejer una trama
sobre la doble página
del papel y del día.
Mañana habrá que inventar,
de nuevo,
la realidad de este mundo.
Ya tarde abrí los ojos.
Por el segundo de un segundo
sentí lo que el azteca,
acechando
desde el peñón del promontorio,
por las rendijas de los horizontes,
el incierto regreso del tiempo.
No, el año había regresado.
Llenaba todo el cuarto
y casi lo palpaban mis miradas.
El tiempo, sin nuestra ayuda,
había puesto,
en un orden idéntico al de ayer,
casas en la calle vacía,
nieve sobre las casas,
silencio sobre la nieve.
Tú estabas a mi lado,
aún dormida.
El día te había inventado
pero tú no aceptabas todavía
tu invención en este día.
Quizá tampoco la mía.
Tú estabas en otro día.
Estabas a mi lado
y yo te veía, como nieve,
dormida entre las apariencias.
El tiempo sin nuestra ayuda,
inventa casas, calles, árboles,
mujeres dormidas.
Cuando abras los ojos
caminaremos, de nuevo,
entre las horas y sus invenciones
y al demorarnos en las apariencias
daremos fe del tiempo y sus conjugaciones.
Abriremos las puertas de este día,
entraremos en lo desconocido.
OCTAVIO PAZ
(Arbol Adentro)
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